EL EMPAQUE NO ES AZAR

Una consultora cuantificó el impacto del envase en la intención de compra del consumidor a través de algoritmos de inteligencia artificial.

 

La fluidez del diseño permite estimar qué tan rápido va a ser procesado el envase.


Para la comercialización, hoy el desafío es identificar los factores que ayudan al envase a conectarse con el consumidor, impulsarlo a comprar y ser más rápido que los de la competencia. Existen múltiples métodos y criterios para determinar si el diseño de la etiqueta y el material, color y forma son efectivos para generar un impacto en el consumo.
Sin embargo, no hay consenso sobre cuáles son los factores que pueden prever, con un alto grado de certidumbre, cuál es el impacto del envase y la etiqueta en la decisión final del consumidor.
Ante esta necesidad de mercado de cuantificar el impacto de distintas dimensiones del envase en el éxito del producto, la consultora Atrianna analizó miles de productos en 25 países e identificó tres dimensiones fundamentales que predicen el impacto de las dimensiones y los elementos de diseño en el posicionamiento del producto.

A partir del análisis, creó un algoritmo inspirado en modelos psicofísicos, para entender cómo interactúa el cerebro con el mundo para generar predicciones robustas, impulsado por el poder del machine learning para analizar de manera precisa cientos de variables en cuestión de minutos (actualmente analiza 170 variables) y predecir el rendimiento del empaque, estando el producto expuesto en góndola o analizando el render de diseño.
La fluidez de procesamiento es el principio a partir del cual se determina qué tan fácil es para el cerebro procesar y entender la información sensorial. La fluidez del diseño permite estimar qué tan rápido va a ser procesado el envase. En un mundo en donde un consumidor le otorga entre 1 y 3 segundos a un producto durante el proceso de compra, cada segundo cuenta.
La forma, color y textura del envase, la cantidad de elementos en la etiqueta, el contraste con el resto de la categoría y la ubicación del producto en el estante, son algunos factores que tienen el mayor impacto en la fluidez.
La mayor parte del tiempo, el cerebro tiene que armar un inmenso rompecabezas con las sensaciones. El envase es un banquete sensorial y requiere que distintos sentidos y áreas del cerebro consuman, organicen e integren la información. El diseño de la etiqueta debe transmitir un mensaje coherente para el consumidor

ep