Una tienda recientemente abierta en la Quinta Avenida de Nueva York interpreta lo que los clientes buscan de una cadena internacional de lujo.
La artesanía distintiva de Swarovski se muestra a lo largo de todo el recorrido.
El proveedor austríaco de cristales de alta calidad Swarovski abrió un local en el 680 de la Quinta Avenida de Nueva York, en diciembre pasado, de con una joya de 1.330 metros, donde cruzar la puerta principal es como entrar en un joyero gigante lleno de cristales multifacéticos de todas las formas y tamaños, incluido el cristal tallado más grande del mundo.
Diseñada por Giovanna Engelbert, directora creativa de Swarovski, la tienda es una inmersión total de la marca, comenzando en la escalera de caracol ubicada en el centro, resplandeciente con escaleras de mármol rosa. Los colores brillantes, del rosa al amarillo, del azul al verde y un blanquecino cremoso, definen el ambiente.
Los colores deliberadamente colocados, comunican claramente la cultura de la marca y la clasificación de productos. Además, el logotipo octágono característico de Swarovski está ubicado en todo el entorno con elevaciones de exhibición en paredes focales, cajas de luz, espejos, salas de prueba octogonales y tratamientos para pisos. Su imagen incluso está en los pomos de cristal y espejos de mano en forma de octágono.
Experiencia del cliente
La artesanía distintiva de Swarovski se muestra a lo largo de todo el recorrido, con grupos de estuches de presentación de su colección de joyería, muebles para el hogar, vajillas y gafas. También es de destacar la colección de diamantes cultivados en laboratorio y la colaboración de la marca con otras organizaciones como la Major League Baseball.
La experiencia incluye guiños a íconos de la cultura pop con héroes adornados con cristales como Batman, Superman, Spiderman y un contingente completo de personajes de Star Wars. Además, un toro de cristal, favorito de muchos ejecutivos de Wall Street, está colocado en su propia vitrina octogonal.
Los 128 años de historia de Swarovski se cuentan maravillosamente a través de una serie de vitrinas octogonales independientes ubicadas en la base de la escalera. Comenzando en 1895 con la invención de una máquina, por parte de Daniel Swarovski, que cortaba cristales a la perfección. Sus ocho vitrinas llevan a los espectadores a un viaje a través de la línea temporal de la marca austriaca.
El interior de la tienda está adornado además con coloridas paredes acolchadas de terciopelo y seda a lo largo de las elevaciones del perímetro y el logotipo del cisne de la compañía define el perfil de los sofás. Además, una serie de ventanas ofrece vistas de la arquitectura contigua de la Quinta Avenida.
Fuente: VMSD