En las más importantes ciudades como en el cine, las luces de neón tienen una historia de color para contar. La historia también se puede escribir en luces de neón. Hay que viajar a 1910, precisamente a la exposición Paris Motor Show, en Francia, para encontrar a Georges Claude presentando su gran invento, que revolucionó la vida de las principales ciudades del mundo. A los quince años, existían en Estados Unidos cerca de dos mil fabricantes de estos letreros. Muchos de ellos ya forman parte del patrimonio cultural mundial y de las atracciones turísticas más reconocidas. Por ejemplo, en el Times Square es uno de los lugares donde esta tecnología se aplicó con gran éxito. Si bien tienen que convivir con otro tipo de alternativas lumínicas -como las LED-, las calles de Hong Kong brillan al ritmo del neón. Películas de directores como John Woo o Wong Kar Wai dan cuenta de esta presencia vital en la urbe oriental. Esta clase de luces tuvieron felices experiencias por el arte. Un caso es el del argentino Gyula Kosice, impulsor del movimiento MADI en Buenos Aires y pionero en el uso del neón. En 1946, expuso un diseño de neón azul pálido con formas geométricas. En el Viejo Continente y Estados Unidos se destacaron artistas como Joseph Kosuth, Bruce Nauman, Mario Merz, Lucio Fontana y Len Davidson. Más allá de que surgieron otros recursos de publicidad al neón, sigue manteniendo su vigencia. Además, llegó a tener su propio protagonismo en películas como “Berlín, sinfonía de una gran ciudad”, de Walter Ruttmann, “Vértigo”, de Alfred Hitchcock, o “Blade Runner” (1982), de Ridley Scott, ambientado en Los Angeles. Consideradas en su momento como un “símbolo de la modernidad”, las luces de neón en las urbes siguen despertando a la noche su fiesta inolvidable. 5 de julio de 2016 – AGP