Se imprimen objetos que formarán parte de otro, por lo cual el elemento impreso no es un producto acabado, sino que es parte de otra cosa. Un producto industrial puede componerse por numerosas piezas, sin valor por separado, que se combinarán para formar el objeto principal, durante el cual será necesario identificarlos para montarlos de manera fácil. La impresión de un simple código de barras o un número de referencia es lo único que se necesita, para hacerlo. Este elemento suele obtenerse con una sola pasada en una impresora a un color, ya sea una etiqueta, tampografía o serigrafía; hasta con huecograbado puede imprimirse. La técnica de impresión no es lo más importante: todas se emplean desde hace tiempo y no han cambiado demasiado, ya que imprimir un número de referencia no es una tarea compleja y la calidad no necesita ser muy alta. Pero la próxima generación de máquinas digitales de impresión industrial tendrán otra razón de ser. Producir para varios países implicará imprimir en varios idiomas, lo que podría ser caro, no solo por la impresión, sino también por la producción, el almacenamiento y la logística. Con la tecnología actual de impresión digital, el fabricante puede imprimir en la planta de montaje en varios idiomas, garantizando una entrega rápida y un bajo costo de producción. La impresión personalizada permite adaptar la cadena de producción a los pedidos y la logística. Cinco unidades para un fabricante en su idioma, conformes a las normativas locales; otras tantas para otro, y dos, para el tercero. Además, se podrán hacer cambios de última hora en el centro de producción, lo que ahorrará mucho dinero. Una pequeña inversión en una impresora industrial digital puede evitar muchos dolores de cabeza en la fase de postmontaje. Así, el futuro será la impresión personalizada de electrónicos. Los proveedores podrán combinar la necesidad económica con la moda. 08 de junio de 2016 – ep