La industria de la alimentación encontró en los envases flexibles un medio para alargar la vida útil de los productos y desplazar el vidrio, las latas y el cartón. Este formato tiene ventajas económicas, ambientales, de innovación, y además mejora costos y sustentabilidad, genera 60% de ahorro en el costo del envase y en su fabricación; en su rellenado, contamina 60% menos al ocupar una mínima cantidad de material y disminuye el uso del transporte, generando menos costos y gases contaminantes. En cuanto al diseño, permite usar 100% del envase para imprimir (ya sea por frente, reverso, arriba o abajo), facilitando todos los costados del producto para implementar ideas que fomenten la compra del producto en venta y puede adoptar formas especiales. Una de las demandas en el mercado es que los productos frescos prolonguen su duración, por lo que es necesario crear empaques adaptables, con el propósito de mantenerlos en las condiciones necesarias para su conservación. Por lo que con un especial proceso de laminación de varias capas, ayuda a que el producto se pueda conservar más tiempo. Permite que el producto llegue a desprender cierto aroma, que tome el aspecto de cristal e incluso que convivan distintos productos totalmente diferentes en el mismo empaque. Además, es tan económico que permite sacar nuevas versiones y genera menos basura de lo que lo haran las botellas ordinarias. Se han creado envases que interactúan con el usuario, para garantizar la vida útil del alimento junto con sus propiedades sensoriales. Esto quiere decir que son diseñados para medir y comunicarle al usuario las condiciones ambientales del producto, permitiendo que puedan indicar el estado de frescura, madurez, integridad y seguridad de uso de los alimentos. El empaque flexible se ajusta a la caducidad del producto. De igual forma, se pueden encontrar envases auto-calentables, permitiendo ser introducidos al microondas, el cual emitirá un sonido acústico para avisar que el producto ha llegado a la temperatura adecuada en la que se debe de comer. El proceso planteado no cuenta con efectos secundarios. Los componentes del empaque se mantienen muy similares a los que ya conocemos, cambiando solamente el espesor de lo que contiene. Nos encontramos, entonces, con empaques que además de ser económicos, amigables con el ambiente, innovadores y permisivos en el espacio para el diseño, son empaques inteligentes que otorgan la posibilidad de generar una variedad de nuevos y distintos productos, así como brindar comodidad y ayuda en la preparación y manipulación de los alimentos. 18/11/2015 ep