La sustentabilidad está ganando puntos como pieza importante en los negocios. Sin embargo, para algunas compañías esa tendencia se limita a algunos productos y servicios, y los consumidores no han centrado su demanda en ese sentido, aunque ambos reconocen que es correcto adoptar una responsabilidad con el ambiente. Esto se ve en que una práctica sustentable implica varias ventajas, entre ellas la de que estas generan mayor interés en los sectores más comprometidos con las tendencias ecológicas, beneficiando a la empresa en el momento de la elección. Para el cliente es un valor agregado en la oferta que no necesariamente implica un precio mayor y se puede avanzar sobre mayor durabilidad, mínimo desperdicio, tintas y adhesivos con bajos COV’s, iluminación LED, créditos de carbono, envíos verdes y utilización de materiales reciclados y reciclables cuando es posible. Coloca a la empresa en un sitio diferente de la competencia, mientras el interés por lo verde está creciendo en muchos sectores, por lo que hay que evitar sugerir que algo es verde cuando no lo es. El desarrollo de un mayor interés por lo verde, impulsa a más cantidad de gente a trabajar en las empresas que tienen prácticas sustentables, por lo que es más fácil a traer y retener talentos, cuando se mejora de la calidad del aire en los lugares de trabajo, se aumenta la atención por la naturaleza y se diseñan más productos sustentables para ofrecer. Reducir, reutilizar y reciclar encaja con métodos de manufactura austeros, e impulsa un mayor control de costos en los procesos, por tener menos desperdicio, superficies de trabajo limpias, abastecimiento materiales cercano para reducir la huella de carbono, lo que baja gastos de envío y disminuye los tiempos de entrega. A esto se deberá sumar los ahorros en el consumo energético. Para lograr estos beneficios se deberá tener un cambio genuino hacia un modo de pensar diferente y sustentable. Las ganancias de invertir en sustentabilidad apoyan la salud a largo plazo y la sobrevivencia del negocio.