La ambientación de los puntos de ventas para apoyar las campañas de los productos debe generar en el cliente una experiencia memorable. Las promociones se hacen para reforzar nuevos lanzamientos, recordar de productos, reforzar ventas, incorporar conceptos diferentes o impulsar artículos difíciles o de caducidad inmediata, buscando influir de forma cotidiana y constante sobre el cliente. La empresa dota a los puntos de ventas y minoristas con elementos especiales para que el producto sea vendido con facilidad. Científicamente esta constatado que la vista representa un 80% de la percepción humana, el oído, 10% y los demás sentidos completan el 10% restante. El merchandising entonces emplea sus técnicas para poner los productos directamente a la vista y manos de los clientes. La composición consiste en crear un cuadro que atraiga la atención, despierte el interés y deje un recuerdo grato que la convierta en una experiencia de compra memorable para el cliente, que espera ser sorprendido con propuestas que deben tocar sus sentimientos. Si los locales se convierten en experiencias, la gente querrá pasar más tiempo en ellos. Es necesario crear escenas que se relacionen íntimamente con el consumidor, que logren una fuerte identificación y un vínculo estrecho con el espectador, demostrando que lo entiende y sabe qué quiere. Se deben concebir realizaciones escenográficas, apelando al color, iluminación, música, olores, temperatura, actuaciones en vivo y todas aquellas acciones o actividades que involucren al espectador, despertándole el deseo de volver por más experiencias memorables. En esa línea, se apunta a la habilitación de islas con formatos especiales, la instalación de livings o la ambientación de locales enteros con imitación de estadios deportivos, espacios al aire libre u otras escenas que satisfagan a los compradores.