CUESTIÓN DE TAMAÑO

Más allá de que cada uno podrá decidir de qué tamaño quiere su trabajo, los formatos de papel se prestan mejor para algunos de ellos.

La norma ISO 216 impera en el mundo del papel. Si bien para muchos esa nomenclatura puede no decir nada es la que establece las medidas de papel que se utilizan en el mundo gráfico.
Esos formatos se crearon con la división de una hoja de origen sin descarte. A pesar de que existen varias series, la A es la más común y parte de una hoja A0, que se corta para generar los demás tamaños fundamentales, que van desde el original mencionado hasta el A10. Además, de los fundamentales existen los complementarios B y C que son los de los sobres en los que se pueden introducir los A de la misma numeración.
No existen usos predeterminados para cada tamaño, aunque estos se llevan mejor con algunos de ellos. El A0 es de 841 por 1.189 mm, lo que lo hace especial para casas de copias o centros de diseño, lo mismo que el A1, de 594 x 841mm, y el A2, de 420 x 594, especiales para cartelería, cartografía, fotografías o calendarios.
Después vendrán los más conocidos, el A3 de 297 × 420 mm, común en gráficos, revistas, partituras, diplomas, carteles, diagramas y folletos plegados. Junto a él, el familiar A4, de 210 x 297 mm, clásico en las impresoras de oficina y hogareñas, que se puede utilizar para “casi” todo tipo de trabajo.
El formato A5, de 148 × 210 mm, también es familiar en los anotadores de escritorio, por su tamaño cómodo para guardar en mochilas y bolsillos. Es muy utilizado también en folletos, revistas y libros.
La paulatina desaparición de las postales de correo ha relegado al A6, de 105 x 148 mm, aunque todavía sigue vigente en folletos, agendas y libros pequeños. Esos usos alcanzan también a la A7, de 74 × 105 mm, tal como los calendarios de bolsillo, un uso más acorde para el A8, de 52 × 74 mm, un formato práctico para tarjetas, etiquetas o stickers.

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