El rol del “visual merchandiser” es clave para diseñar la apariencia de un espacio comercial. El objetivo de hacerlo atractivo para mejorar las ventas.
Los negocios compiten por atraer la atención de los consumidores. Para conseguirlo se utiliza la figura del visual merchandiser, que es el perfil profesional que convierte a los locales comerciales y a sus vidrieras en lugares estratégicos que pueden impulsar las ventas.
Un profesional de este tipo, según especifica la Escuela Superior de Diseño de Barcelona, “es el que se encarga de diseñar la apariencia de un espacio comercial, con el objetivo de hacerlo atractivo para mejorar las ventas”.
Su trabajo no consiste solo en decorar una tienda. Por el contrario, se utiliza estrategias que combinan diseño, psicología del consumidor y marketing.
Además, se encarga de analizar cómo se mueven y qué perciben los consumidores dentro del espacio comercial. A partir ahí, decide cómo se van a distribuir los productos, qué tipo de iluminación utilizar o qué elementos incorporar para hacer más atractiva la tienda.
La finalidad de los espacios comerciales es que sean atractivos y funcionales, y que estén alineados con la identidad de la marca.
Innovación
Cada espacio comercial debe transmitir un mensaje que sea claro y que le diferencia del resto de opciones. Para lograrlo, hay que desarrollar conceptos creativos que combinen estética, funcionalidad e identidad de marca. Detrás de ello, encontramos un análisis de las tendencias, una buena comprensión del público objetivo y un diseño del espacio que sea visualmente atractivo, pero también eficientes desde el punto de vista comercial.
Pero la innovación no puede estar reñida con la practicidad. Es decir, que el diseño debe ser viable en términos de montaje, mantenimiento y seguridad. Quien equilibra todos estos factores es el visual merchandiser, que se asegura de que la creatividad no comprometa la experiencia del cliente ni el rendimiento del negocio.
El visual merchandiser también supervisa la ejecución de sus propuestas, coordina a los equipos encargados del montaje, se asegura de que los diseños se implementen de forma correcta y de que todos los detalles estén acordes con los estándares establecidos.
Más allá de la disposición de los productos, otra de sus funciones es verificar que cualquier espacio de la tienda mejora la apariencia y la experiencia del cliente. Entre ellos, la iluminación, que sirve para resaltar productos y crear ambientes concretos dentro del establecimiento. Otros aspectos son la selección del mobiliario, la señalización y los materiales utilizados en la decoración.