La diferencia de los sistemas utilizados por las pantallas y las impresoras es una de las responsables de los problemas al sublimar.
Uno de los problemas de la sublimación es reproducir correctamente los colores de la pantalla sobre el objeto sublimado, lo que puede complicarse sin las herramientas adecuadas y suficiente experiencia en la gestión del color.
Sería deseable que los colores de la pantalla coincidieran con los obtenidos al imprimir, pero no coinciden, debido a que durante la sublimación (al aplicar calor con la plancha transfer) se produce un cambio molecular en la tinta de estado sólido a gaseoso, y porque pantallas e impresoras utilizan métodos muy diferentes para generar color.
La pantalla genera los colores como combinaciones RGB (rojo, verde, azul), y logra todos los colores del espectro visible como combinación de luces roja, verde y azul, por lo que permite mostrar un rango de colores o gama limitado.
En cambio, las impresoras crean los colores a partir de CMY (cian, magenta y amarillo) y, aunque el negro es una combinación de estos tres colores, las impresoras utilizan una cuarta tinta negra por ser más económico. Por lo tanto, las impresoras generan toda la gama cromática a partir de CMYK.
Por eso, cualquier imagen digital debe ser convertida de RGB a CMYK antes de imprimirla y la gama cromática de estos dos sistemas es distinta. La creada por la pantalla es mucho más amplia que la que genera la impresora y no hay una correspondencia directa entre estos dos sistemas.
La gestión del color permite ajustar esta transformación de color para obtener el mejor resultado final sobre el objeto sublimado.
Además, existen otros factores que también pueden afectar al color: el tipo de artículos sublimables, el acabado de estos productos, factores ambientales como temperatura, la presión aplicada en la plancha transfer. La presión y temperatura aplicada influye en la cantidad de tinta que va del papel impreso al artículo sublimable.
28 de febrero de 2018 – ep