DE PUNTO

En la pintura, la mezcla de colores genera un tercero. En la impresión son los puntos los que dan origen a la imagen frente a la vista.

Los puntos impresos sobre papel en los tamaños y con la frecuencia correcta son percibidos por los ojos y reelaborados por el cerebro, que devuelve la imagen continua correspondiente, por lo que —como ocurre en el cine— la impresión es básicamente un engaño de la percepción.
La tecnología que permite el posicionamiento correcto de estos puntos consiste en las tramas de impresión, una técnica creada a mediados del siglo XIX, por varios desarrolladores, aunque la patente con más éxito comercial fue la del alemán Georg Meisenbach, en 1882.
Las idea era con una impresora de un solo color, negro, llegar a blanco. La impresora sólo puede imprimir el negro o no imprimirlo, es decir, dejar el blanco del papel. Por tanto, para crear todos los degradados habría que aprovechar el tramado.
Donde la tinta negra está más marcada, los puntitos negros serán más grandes o más frecuentes y, a medida que va pasando al blanco, serán cada vez más pequeños o espaciados. Pero hay varios tipos de tramas según muchos parámetros como el tipo de impresión y el papel escogido.
Los dos tipos principales de tramados son tradicional y el estocástico. En el primero, los puntos siempre están a la misma distancia, mientras que cambia su tamaño; en el otro varía su frecuencia en el espacio. Estocástico significa “aleatorio”: los puntos están colocados con mayor frecuencia sin seguir un patrón preestablecido. De esta forma, el degradado resulta mucho más natural y de mejor calidad.
Al pasar al color, en general cuatro (amarillo, cian, magenta y negro) se recrea el color deseado. Pero los colores no se mezclan como en la pintura, sino que se imprimen puntos, unos junto a otros, en los cuatro colores principales. También en este caso, las tramas regulan el tamaño o la densidad de los puntos superponiendo los cuatro colores.
Si la superposición de las cuatro tramas no se realiza correctamente, se podría crear un efecto muaré: es decir, una interferencia de las tramas que lleva a un defecto visual. Para evitarlo, las tramas se rotan en ángulos diferentes o se varía la frecuencia.

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