Los impresos siguen siendo importantes vehículos de promoción. Teniendo en cuenta algunas cosas su desempeño se podrá mejorar.
Los folletos y las tarjetas son una de las herramientas de marketing tradicional más habituales, por la posibilidad de imprimir grandes cantidades a costos reducidos o por su versatilidad para muchísimos tipos de negocio, sobre todo para los que se dirigen al cliente final. El tamaño de los folletos y las tarjetas permite una distribución rápida y económica.
Para crear un buen folleto lo primero es elegir el formato que mejor se adapte a tus requisitos; los tamaños más grandes sirven para incluir la descripción de un producto o servicio, los más pequeños, para promover descuentos o promociones en los que sean suficientes descripciones bastante breves. Se puede imprimir sólo el anverso o también el reverso para distribuir mejor los textos y usar una fuente legible.
El tipo de papel y gramaje se elegirá si sólo debe durar justo el tiempo de una promoción o se usará durante un período más largo. También se tendrá en cuenta el tipos de distribución (entrega en mano, envío postal, exposición) y el mensaje y calidad del producto.
Es importante seleccionar los elementos gráficos y fotografías según el tipo de actividad a promover y el público. En cualquier caso, es útil identificar un hilo conductor en torno del cual elegir todos gráficos y textuales: colores, fuentes, imágenes y textos deben dialogar entre sí y comunicar un mensaje coherente.
Antes de proceder con la impresión del folleto, se debe someter a un análisis atento para corregir posibles errores o añadir información que falte. Generalmente, es necesario revisar los textos y las imágenes al menos un par de veces, dejando pasar algún que otro día entre una revisión y otra para releer todo siendo más consciente de todos los detalles.
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