Un material adecuado asegurará un trabajo de mayor calidad. El mercado ofrece múltiples ofertas según lo que se requiera. La superficie en la que se imprimirá una imagen es una elección vital. De muchos factores dependerá esa decisión. En el caso del papel hay que prestar atención a ciertas características que tiene ese producto. El papel es una lámina delgada fabricada a partir de fibras vegetales, que deben ser molidas, blanqueadas, remojadas e introducidas en moldes de diferentes tamaños, dentro de los cuales se dejan secar para obtener finalmente una hoja de papel. La importancia del papel a lo largo de la historia recae en la facilidad que ofrece para plasmar palabras e imágenes en su superficie mediante la escritura o la impresión. Sin embargo, no todas las hojas de papel son iguales. Las hojas de papel se diferencian unas de las otras por tres características principales: tamaño, forma y espesor. El tamaño del papel se establece en función de sus medidas de largo y ancho. La forma más común en la que se fabrica es rectangular. Pero existe el papel circular, elíptico, cuadrado y de mucha más formas. El espesor hace referencia a su grosor, independientemente de su tamaño. La fuerza con la que la prensa mecánica presionará el papel dependerá de la calidad de la imagen a imprimir y del grueso del papel. Para imprimir una imagen o texto de mayor calidad es prioritario llevar a cabo una impresión más fuerte. Si se busca imprimir con una calidad media o baja, la prensa ejercerá una presión menor sobre el papel. Por estas razones, hay que tomar en cuenta el espesor del papel para lograr una impresión de mejor calidad. Para evitar complicaciones es necesario llevar el control del espesor del papel utilizando un medidor de espesor.