Hoy los fotógrafos digitales se enfrentan al mismo dilema que diseñadores gráficos de los 80: si no crean y editan en una computadora, pierden oportunidades de trabajo. Muchos diseñadores de la generación de la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial al principio se resistieron a lo digital, pero la mayoría hizo la transición y hoy, los diseñadores gráficos que se convirtieron en profesionales después de la aparición de Quark Xpress, Pagemaker y Photoshop, no pueden imaginar otra forma de trabajo. La fotografía comercial experimentan una revolución similar, debido a que las cámaras digitales a nivel profesional son muy superiores a las generaciones anteriores. Las cámaras de disparo único, de múltiples disparos y las scanback pueden captar archivos de imagen entre 12 y 549 MB, y pueden emplearse para trabajo en estudio o exterior. A medida que las cámaras digitales se hacen más potentes y versátiles, es más fácil para los fotógrafos profesionales justificar la inversión. Sin embargo, la voluntad del fotógrafo de volverse digital puede también atribuirse a que sus clientes reconocen cada vez más los beneficios de la modernización. En vez de salir de una sesión con una pila de Polaroides para escanear y colocar en un diseño hasta que la película fuera procesada, escaneada y retocada, un director de arte ahora puede salir con un CD o un pendrive lleno de archivos de imágenes listas para ser reproducidas. Con esto, se pueden ganar días de producción. Además, para los compradores de grandes cantidades de fotografías, adquirir un archivo electrónico de imágenes desde un principio les permite guardar fácilmente imágenes frescas en sus bancos de datos digitales. La combinación de la creciente demanda de los servicios de fotografía digital con las cámaras modernas más versátiles ha facilitado repentinamente la tarea de los fotógrafos comerciales de justificar una inversión. Se espera que las ventas aumente en forma significativa durante los próximos años, generando el correspondiente aumento en la demanda de artefactos de prueba, software y servicios de administración de color para estudios. Esto se debe a que la creación de archivos de fotografía digital hace que los fotógrafos comerciales participen activamente en el proceso completo de la producción. Para evitar que las compañías de impresión los culpen si algo anda mal con los colores, los fotógrafos comerciales necesitan comprobar a sus clientes que el archivo posee una gran precisión cromática. Las siguientes preguntas surgen entonces: ¿Debe el fotógrafo digital convertir archivos a CMYK o dejar dicha tarea al director de arte y/o taller de pre prensa? ¿La impresora a chorro de tinta o el probador de sublimación de tinta empleado por el fotógrafo digital refleja con exactitud cómo saldrá reproducida la fotografía en la prensa final o impresora? Y, en realidad, ¿importa? Pero una pregunta muy importante es: si la fotografía digital permite a un fotógrafo profesional y director de arte crear archivos de imágenes retocadas y con correcciones de color en su propio estudio, entonces, ¿dónde quedan los laboratorios comerciales de fotografías y los separadores de colores de pre prensa? ¿Dónde quedan los operadores de escáner? 30/12/2015 ep