La impresión automatizada redefine los plazos de entrega en el sector, acortando procesos y aumentando la eficiencia operativa.
En un contexto cada vez más competitivo, la automatización de la impresión textil está marcando un antes y un después en la industria. Empresas del sector comenzaron a integrar soluciones automatizadas que permiten reducir los tiempos de producción, desde la recepción del pedido hasta la entrega final.
Según un informe de Grand View Research, se espera que el mercado global de impresión textil digital alcance los 8.000 millones de dólares para 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) superior al 12 %. Este crecimiento está impulsado por la necesidad de producir más rápido, con menos intervención manual y mayor personalización, factores clave que favorecen la adopción de tecnologías automatizadas.
Los sistemas de impresión digital directa al tejido (DTG) y los flujos de trabajo automatizados permiten prescindir de varios pasos intermedios, como la preparación de pantallas o los largos tiempos de secado. Esto se traduce en una respuesta más ágil ante pedidos personalizados, tiradas cortas o cambios de diseño de último momento. De hecho, algunos fabricantes reportan reducciones de hasta un 40 % en los tiempos de ciclo completo gracias a la automatización.
Además, la conexión entre software de gestión, RIPs avanzados y equipos de impresión permite una trazabilidad completa del proceso, reduciendo errores y optimizando el uso de recursos. El resultado es una producción más rápida, con menos desperdicio y mejor adaptada a los ciclos cortos de la moda y la demanda bajo pedido, dos fuerzas que están reconfigurando el modelo operativo de muchas marcas textiles.
Esta transformación no solo beneficia a los grandes actores del sector, sino que también abre oportunidades para talleres pequeños que buscan escalar sus operaciones sin perder flexibilidad. Para muchos, automatizar es hoy la clave para mantenerse competitivos en un mercado que exige inmediatez y calidad en cada entrega.
