Incluir marcas de agua digitales en los empaques, invisibles al ojo humano en el diseño de la etiqueta, podría ser una clave para ayudar al reciclado.
La consecuencia directa serían flujos de clasificación mejores y más precisos y reciclados de mayor calidad.
La identificación de los envases para clasificar los residuos, en un marco de economía circular, ayudaría a la recolección y aprovechamiento más eficiente del plástico, para alcanzar un material reciclado de mejor calidad.
La identificación precisa del deshecho es compleja, dado que cada fabricante usa sus propios materiales y procesos. Un ejemplo es la diferenciación entre envases muy similares para productos completamente diferentes.
Esto genera un problema, ya que el reingreso de material reciclado a la cadena de producción depende de una correcta clasificación. Un plástico que tuvo contacto con un químico de limpieza no debería ser introducido como material reciclado para alimentos. Esto, además, complica la legislación en muchos países.
La iniciativa HolyGrail 2.0 de la Asoaciación de Marcas Europeas plantea la solución de incluir “marcas de agua digitales” en los empaques, que aporte a su trazabilidad y genere una mayor confianza al momento de la reutilización de los materiales.
Dichas marcas son un código de barras invisible al ojo humano que se crea modulando sutilmente los pixeles que componen el diseño de la etiqueta, o añadiendo variaciones micro-topológicas a la superficie del plástico como textura, y que contiene información adicional como fabricante, unidad de mantenimiento de stock (SKU), tipo de plástico usado, industria, composición, si es multimaterial y si ha estado en contacto con alimentos, sustancias tóxicas o sustancias de aseo, entre otros.
El objetivo es que una vez que el envase haya entrado en una instalación de clasificación de residuos, la marca de agua digital pueda ser detectada y decodificada por una cámara estándar de alta resolución en la misma línea, lo que permitirá, según los datos obtenidos, clasificar el envase en los flujos correspondientes.
La consecuencia directa serían flujos de clasificación mejores y más precisos y, por lo tanto, reciclados de mayor calidad. Además con este pasaporte de reciclaje digital que suponen las marcas de agua digitales se abren infinitas posibilidades, y se podrían emplear en otras áreas como la participación del consumidor, la visibilidad de la cadena de suministro y las operaciones.
La iniciativa ya cuenta con más de 80 empresas líderes en el mercado europeo que se unieron para realizar pruebas pilotos a escala industria, entre los que se encuentran empresas como P&G, Henkel, Johnson & Johnson. L’oreal, Lego, Nike, Nestlé y Pepsico. De resultar exitosa, esta tecnología se comenzaría a implementar en Europa y en el resto del mundo.
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