MÁS SIMPLE, MÁS NUEVO

Las marcas de moda han hecho un giro en su imagen que podría mostrar una nueva tendencia en la industria.

 

Durante la última década, en el mundo de la moda se ha extendido una tendencia de estilo entre las marcas de mayor renombre de cambiar su identidad visual y todas han rediseñado o le han dado un cambio a logotipos con el uso de fuentes sans serif geométricas y neutrales y de tipografías en mayúsculas.
El objetivo fue hacer que estas marcas sean más globales, dejando atrás el legado histórico de la empresa y simplificando las formas y los volúmenes.
Así, el diseñador francés Hedi Slimane director creativo de Yves Saint Laurent, redujo a Saint Laurent y utilizó la fuente Helvetica. En febrero de 2017, en Instagram, Calvin Klein, mostró su logo proyectado por Raf Simons y Peter Saville.
Demna Gvasalia, desde 2015, le ha dado una vuelta de tuerca a la identidad de Balenciaga; mientras Riccardo Tisci y Peter Saville rearmaron la identidad de Burberry; en 2019, Olivier Rousteing, presentó el nuevo logo de Balmain.
La tendencia de los directores creativos tiene explicaciones técnicas y sociales. A nivel técnico, el concepto de logo está cambiando: pasa a ser un contenedor, neutro y con muy poco carácter, de forma que deje sitio al carácter de la marca. La estética sans serif es más clara y legible en distintos formatos, sobre todo en el mundo digital.
Las motivaciones sociales son romper con el pasado, lo que se traduce visualmente en la adopción de tipografías geométricas, modernas y sin adornos. Esta homogeneidad de la industria podría reprimir la capacidad de distintas culturas de expresarse a través de sus voces y se corre el riesgo de crear un mundo con marcas de moda que sean todas iguales.

ep