PSICOLOGÍA AL PIE DE LA LETRA

Es importante tener en cuenta la personalidad tipográfica, para elegir el estilo que esté más de acuerdo con la idea de la gráfica que se quiere transmitir.

 

Lo que cada tipografía evoca puede estar muy influenciado por la cultura y el contexto.


Todas las tipografías tienen su personalidad y pueden evocar emociones, ya que su forma y estilo afecta directamente a cómo se las percibe, por lo que es importante conocer bien qué emociones puede evocar cada estilo, con lo que se puede usar esa psicología para transmitir mejor un mensaje.
La psicología tipográfica o personalidad de la letra es el conjunto de emociones que nos puede evocar una tipografía, y pasa lo mismo que con los colores pueden ser alegres, serias, informales, elegantes, románticas, potentes, relajadas, activas.
Cuando se elabora una pieza gráfica, se debe garantizar que el estilo de las tipografías se corresponda con el contenido, la forma y personalidad de la letra debe ser coherente con el mensaje para no generar una desconexión visual y confundir al público.
Dominar la personalidad de las tipografías no es demasiado difícil, simplemente se debe dejar que el sentido común sea quien dicte la mejor tipografía para comunicar el mensaje que se busca transmitir.
También se puede transmitir sensaciones con el uso del tracking. Por ejemplo, si se amplía el espacio entre caracteres de una tipografía condensada y el texto se encuentra en mayúsculas, se puede evocar un efecto  sofisticado.
En el caso de una invitación de un cumpleaños infantil necesitará de una tipografía divertida y cercana y una tipografía decorativa puede ser una buena opción. Pero, una invitación para a una reunión de empresa, necesitará de un estilo más serio y formal y una serif puede ser una opción más acertada. Aunque, en una empresa que quiere reflejar innovación quizás no sea la mejor opción.
Lo que cada tipografía evoca puede estar muy influenciado por la cultura y el contexto. La fuente a utilizar va a decir mucho sobre el diseño. No se puede dejar de lado la psicología de la letra o personalidad tipográfica.

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