En un mundo sin papel no habría libros, billetes, fotografías, carteles, obras de arte, y las alternativas a la deforestación están garantizando su continuidad.
La fabricación de papel requiere de la tala de millones de árboles, con lo que se podría afectar el medioambiente, si no existieran alternativas a la deforestación, pero no siempre se ha fabricado papel a partir de madera, ya que los egipcios usaban papiros y, durante siglos, se escribió sobre pieles de animales.
En los últimos años, se han explorado fibras alternativas y como alternativa ecológica apareció el papel sin origen en árboles (tree free paper), elaborado por otros medios.
Con cáscaras de naranja, almendras, nueces y avellanas, zarcillos de uva y carozos de aceitunas y frutas, una empresa italiana produce su papel sin árboles. En general, los residuos de la agricultura que no sirven de alimento para animales o que no pueden usarse para generar biomasa, terminan quemados, pero son una fuente de fibras para fabricar papel.
En China se fabrica papel de bambú desde hace 1 500 años. Del bambú se puede extraer una pulpa similar a la del papel convencional. Esta técnica ha sido transformada en negocio y también la caña de azúcar y el cáñamo ofrecen fibras prometedoras para papeles comerciales. Una planta africana de la familia del algodón, el kenaf, está llamando especialmente la atención. Idéntica superficie cultivada con kenafs produce en un año igual cantidad de fibra que una plantada con pinos, produciría en 20 años.
Cada año, las ciudades costeras recogen toneladas de algas acumuladas en las playas, que contienen mucha celulosa y se puede usar para fabricar papel de buena calidad. Varias iniciativas, tanto de investigación como aplicadas a productos industriales, están aprovechando esta posibilidad.
En 2017, una empresa italiana lanzó una serie de tarjetas hechas a base de algodón extraído de tejidos en desuso que produce un tipo de papel particularmente resistente y se puede usar, combinado con otras fibras, para documentos legales que deban durar mucho tiempo o en billetes de algunos países.
Algunos papeles convencionales contienen polvo de minerales que los hacen más brillantes y resistentes. Pero existe un tipo de papel en el que el mineral representa más de 80% del producto, mezclado con una pequeña cantidad de resina plástica. Este papel hecho a base de piedra ya es ampliamente comercializado en productos de alta calidad.
Una empresa italiana lanzó al mercado un producto hecho a base de papel convencional reciclado mezclado con restos de la producción del cuero. Pero, el caso más llamativo es el de una empresa estadounidense que comercializa papel hecho con heces de vaca, burro, caballo, alce, elefante e incluso panda, ya que contienen muchas fibras de las plantas y las frutas de las que se alimentan estos animales. Lo importante es hacer un buen papel.
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