El fotograbado comenzó con la introducción del proceso de colodión húmedo, en el siglo XIX. La tecnología aceleró su técnica a pasos agigantados. En el mismo año en el que Francia firma el retiro de sus fuerzas del Río de la Plata, la reina Victoria de Inglaterra sufre su cuarto y último atentado, y en Tourville-sur-Arques nace Guy de Maupassant, que sería uno de los grandes escritores europeos del siglo XIX, surge la técnica del fotograbado. Aunque existen experimentos desarrollados a comienzos del siglo XIX que fueron contemporáneos con los primeros avances de la fotografía, el desarrollo comercial del fotograbado no comenzó hasta finales de 1850, con la introducción del proceso de colodión húmedo. Se trata de una técnica de grabar una matriz serigráfica por medio de un proceso fotografico, empleando emulsiones fotosensibles, un sistema de contacto para fijar la película a la malla y una fuente de luz potente para provocar el endurecimiento de la fotoemulsión. Ese sistema se basó en la producción de impresiones en una superficie de relieve utilizando medios químicos y mecánicos con la ayuda de la fotografía. Una placa cubierta por una substancia fotosensible se exponía a una imagen, generalmente en película. La placa era posteriormente tratada de diversas maneras, dependiendo del proceso de impresión que se iba a utilizar, ya sea de relieve o «intaglio». La impresión en relieve consistía en profundizar las áreas de no-impresión para distribuir la tinta de manera uniforme sobre la superficie y luego transferirla al papel. En el caso de las placas de «intaglio», se realizaba el proceso contrario realzando las zonas de no-impresión y eliminando con ácido las áreas de impresión. La producción de tonos intermedios entre el negro y el blanco resultaba ser un problema en el fotograbado hasta la llegada, en la segunda mitad del siglo XIX, de varios tipos de pantallas de medio tono. A partir de esta creación se observó un crecimiento acelerado del proceso de fotograbado. Esta técnica fue utilizada por el fotógrafo norteamericano Alfred Stieglitz (1864-1946) para su revista Camera Work, que contó con 416 fotograbados. Otros fotógrafos seducidos por este método fueron Alvin Langdon Coburn (1882-1966) y Paul Strand (1890-1976).