Las pantallas permiten una serie de acciones hacia el cliente, con lo que se generan opciones que superan a otros medios.
El digital signage se basa en la emisión de contenidos digitales a través de dispositivos como pantallas, proyectores, paneles táctiles o tótems, que combina ventajas de la publicidad digital y de la publicidad exterior convencional.
Los digital signage outdoor suelen localizarse en lugares públicos con gran afluencia de paso; lo que suele requerir una inversión elevada a cambio de una gran visibilidad. Los indoor tienen la ventaja de la cercanía con pantallas más pequeñas con opciones interactivas y una menor inversión.
Las ventajas son aumentar el recuerdo de marca, ya que 80% de las personas que ven una pantalla digital exterior recuerdan el mensaje; es un formato espectacular y que todavía se percibe como algo nuevo; aprovecha las sinergias en el punto de venta, donde se toman muchas decisiones de compra.
Comparada con la publicidad exterior convencional, el digital signage tiene la virtud de sorprender al usuario, tanto que las personas dedican hasta 60 % más de tiempo a mirar una pantalla digital que un soporte convencional.
Puede crear experiencias únicas y hacer que el usuario asocie recuerdos positivos con la marca y el establecimiento; permite que el usuario establezca un diálogo con la cartelería; favorece la integración con redes sociales y dispositivos móviles.
Los contenidos se pueden modificar en tiempo real y adaptarse a diferentes públicos y situaciones. La publicidad exterior tradicional no permite modificar el mensaje, en cambio, con el digital signage, el anunciante tiene el poder para modificar los contenidos en tiempo real.
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