La industria del embalaje tiene mucho que hacer para ayudar a la mejora del ambiente y algunos detalles pueden ser de importancia.
El ODS número 12 insiste en la importancia de establecer rutinas de producción y consumo sostenibles.
Naciones Unidas aprobó en 2015 su agenda de trabajo para 2030, vertebrada por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que persiguen mejorar la vida de toda la población combatiendo problemas como la pobreza, la contaminación, el cambio climático o la desigualdad y la industria del embalaje se sumó apostando por la economía circular y la utilización de materiales ecológicos.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son las metas de evolución que se marca la ONU con el año 2030 como horizonte, que “incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la pobreza, la desigualdad, el clima, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia”.
El ODS número 12 insiste en la importancia de establecer rutinas de producción y consumo sostenibles. La ONU alerta que, para 2050, con una población de 9.600 millones de personas, harían falta tres planetas para extraer recursos suficientes con los que mantener el nivel de vida actual. Por tanto, es imprescindible adoptar estilos de consumo conscientes.
Empresas
Entre los logros que persigue el ODS 12, encontramos dos (12.5 y 12.6) estrechamente relacionados con el embalaje: como son recortar considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización; y animar a las empresas, especialmente a las más grandes y a las transnacionales, para que adopten prácticas sostenibles y que evalúen los efectos conseguidos con ellas dentro de sus informes periódicos.
Desde el punto de vista de la distribución, hay mucho por hacer en favor de la producción y el consumo sostenibles. La logística verde y la implantación de una estrategia de transporte de mercancías amigable con el ambiente son vías de actuación que van directas al centro de la diana.
En cuanto al manejo del embalaje, se pueden aplicar “ecorresponsables”. El reto es comercializar embalajes que protejan eficazmente la mercancía durante los traslados y que, a la vez, respeten el ambiente.
Las opciones serían recortar el peso volumétrico del embalaje que proporciona un ahorro económico y de materiales; ajustar materiales para soportar más de un uso; los alternativos como biobasados y artículos fabricados con papel, cartón, fibras de origen vegetal o polietileno reciclado.
Encarar embalajes hechos con componentes renovables no comprometen las reservas de recursos finitos, y los reciclados y reciclables que son el exponente más claro de la economía circular: proceden de un objeto anterior y, una vez cumplida su función, disfrutarán de nuevas vidas.
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